La vida me ha dado muchas sorpresas; algunas satisfactorias otras no tanto. Pero sin duda alguna, la sorpresa que más sinsabores y alguno que otro desencanto me ha dejado, es haber tenido dos hijas que al punto en el que estoy actualmente puedo decir sin temor a equivocarme y sin sentir ninguna culpa es que mis hijas “no sirven”. En efecto, mis hijas no sirven…  No sirven para quedarse calladas, porque mientras exista injusticia y desigualdad su voz resonará potente para hacerse escuchar y luchar por sus ideales y por las cosas en las que creen. No sirven para quedarse sentadas, porque sin miedo seQuiero saber más