¿Recuerdas como era la relación con tu padre? Yo para ser honesta recuerdo poco la mía, hay momentos muy breves en mi memoria que se hace presente más como abuelito de mis hijos.

La verdad es que soy muy feliz cuando mi marido juega o convive con mis hijos, desde la mayor siempre ha sido un padre muy presente y comprometido, estricto y a veces no coincidimos en los estilos de crianza. Pero hemos logrado adaptarnos, aprender y educarlos con respeto y amor juntos. Sé que tenía sus temores al ser padre por tercera vez, pues como yo estábamos acostumbrados a ser padres de niña, pero en pocas palabras te puedo decir que se enamoró de nuestro tercer hijo desde el primer momento que lo vio y tuvo entre sus brazos. 

Los papás llegan cansados a casa si su jornada laboral es fuera del hogar todo el día, cualquiera en su lugar solo anhela llegar a descansar, darse un baño, cenar o relajarse como más lo disfrute. Pero los papás presentes no, ellos tienen que llegar a jugar, a platicar o ir al parque. A pasar por ellos al entrenamiento y tener humor para escuchar la música de los hijos camino a casa a todo volumen en el coche, mientras que platican sobre los amigos de las adolescentes o lo bien que les fue en su día. 

El trabajo de un papá como el de las mamás no termina cuando llega la adolescencia de sus hijos, solo cambia de etapa, de inquietudes y ellos también tienen que adaptarse. Es ahora cuando son compañeros, guías y a veces un hombro en donde consolarse. 

Son los que se muerden la lengua o aprietan los puños al ver tristes a sus hijas cuando las cosas no salen como ellas esperan. Pero su instinto le indica proteger cuando tienen que esperar, dejar que aprendan de la experiencia y no golpear o gritar a nadie que lastime a sus princesas. Ante sus ojos siguen siendo aquellas niñas alegres y ocurrentes, llenas de amor y que corrían a sus brazos para recibirlo cuando llegaba de trabajar. 

Y entre todo este intercambio de emociones hay variantes, sobre todo cuando no tienen solo un hijo, o cuando son de diferentes edades. Pues cuando llegan es de todos, todos lo esperan para algo en específico o buscan su compañía, la misma que desean por todos los momentos que hay en su mente que les habla de los recuerdos formados.

Esos que nos hacen amar a papá de modo diferente que a nuestra madre, pues depende en mucho de la presencia física y emocional, el padre distante físicamente compensa con amor y detalles que lo hagan de cierto modo estar en el corazón y la mente, el padre presente física y emocionalmente cultiva diario ese amor para cosechar en el futuro el cariño y respeto de sus hijos. 

Y cuando llega el fin de semana y se proponen descansar, estos héroes maravillosos se vuelven también choferes para llevar y traer a los hijos en la vida social o extra curricular, acompañan a torneos aun en domingo a las 6 de la mañana o atraviesan la ciudad el sábado en la noche para llevar a la fiesta o reunión de amigos. 

Los papás de ahora son así, son héroes y amigos, son cariñosos y firmes pero sobre todo: Son y serán siempre seres humanos que también se cansan y sienten tristeza, que se alegran de los triunfos de sus hijos y acompañan en las decepciones. Son nuestros compañeros de vida y los que escuchan las quejas, los lamentos y alegrías de la fortuna de ser padres. 

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