Siempre me encantó su sentido del humor, desde que lo conocí puedo decir que es lo que más me llamaba la atención y me hacía querer estar a su lado, sin tener una relación más allá de la amistad. 

Desde el principio de nuestro viaje en la paternidad, he pensado que no pude elegir mejor padre para mis hijos y lo reafirmé cuando lo vi enamorado desde la primera vez que los tuvo en sus brazos. La forma en que cargaba a nuestra primera hija y que egoístamente no dejaba a nadie más cuidarla, mientras él estaba presente, me inspiraba tanta ternura. 

Mi marido es de esos padres que se ocupan, presentes en cuerpo y alma con sus niños. Así que estoy segura que no me equivoqué al sentir que lo necesitaba para formar la familia que yo deseaba tener. 

Mi situación familiar es un poco compleja, crecí en casa de mis abuelitos por los compromisos de trabajo de mis padres y suena raro lo sé, pero siempre quise una familia propia y no tan diferente. Soñaba con tener un papá y una mamá cerca de sus hijos, pendientes de sus necesidades más simples y por eso era para mí importante consciente o inconscientemente, tener a mi lado una pareja comprometida con la paternidad. 

Recuerdo con cariño y nostalgia las cosas que mi marido decía al convertirse en padre, primero de dos niñas y después de nuestro pequeño hijo. 

Me encanta como huele, es una frase que decía mientras se pegaba al bebé en cuestión a la nariz, lo olfateaba y yo solo veía su cara de enamorado de ellos. Ese aroma que nos cautiva de los bebés y nos hace sentir que los amamos todavía más. 

No puedo dejar de mirarla al dormir, también mirarlo pues recuerdo que con el niño la aplicaba, nadie puede con la hermosa cara de un bebé al dormir. Es imposible no admirarlos y mi marido no era la excepción con sus hijos.

Cuando crezcan voy a contratar guardias que las vigilen y cuiden todo el día. Creo que no es el único papá que piensa de este modo, pero mi marido solo pensaba en eso, que no quería que nadie se acercara a sus niñas o que a sus pequeños les hicieran daño. Obvio que su plan era antes enseñarles artes marciales para su propia defensa 

¿Te imaginas cuando crezcan? No paraba de imaginar cómo serían de mayores, que cosas harían y el carácter que tendrían. Yo no sé si les imaginaba la vida entera, pero era hermoso escucharlo mientras contemplaba a sus hijos imaginando el futuro. 

No puedo creer que pueda amar así a otro hombre. Cuando nació nuestro hijo mi marido enloquecía de amor por Juan Pablo, no paraba de verlo y abrazarlo y me decía constantemente esa frase. Estaba maravillado ante el sentimiento quizá por prejuicios o alguna otra razón, pero yo sentía divino al escucharlo. Mi corazón saltaba cada que lo decía. 

A todas las madres nos pasa quizá, pero para mí estas frases hacían que me enamorara de mi marido cada día más. 

1 comentario

  1. Que hermoso todo lo que cuentas. Y es que si, uno como madre se enamora de sus hijos y ver que ellos también lo hacen es muy lindo.

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