En casa siempre hemos fomentado el hábito de la lectura, ya sea consciente o inconscientemente. Nos gusta leer buenos libros, aprender de ellos y comenzar una buena obra literaria, acompañarnos en la lectura, así como compartir y discutir de los temas.

Desde que mi hija mayor empezó a leer a los 4 años, se notaba lo mucho que lo disfrutaba, no paraba de leer lo que comenzaba y si bien al principio eran solo palabras, pequeños libros con frases, poco a poco fue pidiendo más y más.

Recuerdo como si fuera ayer cuando las maestras de segundo de kinder me recibieron asombradas cuando pase a recogerla. Me dijeron: Señora, su hija nos preguntó si queríamos que nos leyera normal, deletreado o en sílabas cuando le dijimos que leyera para comprobar que sabía hacerlo de verdad. 

Fue algo complicado para sus maestras, pues ya llevaba mucho camino recorrido, pero para nuestra fortuna en primaria tuvo más suerte.

Cuando tocó el turno a su hermanita menor de entrar a primaria en la misma escuela le dijo muy seria: 

Yo a los 4 años leía, entré a la primaria leyendo muy bien y todos saben eso, mi hermana no puede entrar a la primaria sin leer. Yo te voy a enseñar. 

Dicho esto, comenzó la aventura, todos los días se preparaba para contarle cuentos, explicarle las palabras, las letras, mostrarle como unirlas y con mucha paciencia a veces, otras no tanta no se rindieron.

Logró al final del verano enseñarle a leer a su hermana antes de que entrara a la primaria. Yo las observaba, disfruté tanto esa etapa que no podía involucrarme, era imposible quedar asombrada ante ese acto de orgullo, amor, hermandad que me demostraban ambas.

Por un lado la mayor decidida a que su hermana leyera, la menor convencida de que lo lograrían y dispuesta a seguir las indicaciones de su hermana mayor para enorgullecerla cuando entrara a la escuela. 

Fue un momento importante, ese desapego a su propio descanso, la sentaba en una mesita y juntas repasaban palabras y más palabras para lograr acercarse a su meta, no fueron horas al día, pero le daba su tiempo. Sin pensarlo quizá, pero se desprendió de algo para hacer una obra maravillosa por otra persona, su hermana.

Yo siempre supe que son personas admirables, pero durante su vida me han dado ejemplos de unidad, de amor una por la otra que me hacen sentir orgullosa de mi trabajo como madre o de mi distancia otras veces.

Es grandioso como la maternidad te dota de un sexto sentido muy especial, que nos dice cuando proceder y nos indica el camino a seguir en la crianza de los hijos. Pude haber protegido a la menor o insistido en que descansaran de este gran aprendizaje que me demostraron al final del verano, pero me detuve a observar, a ser cómplice silenciosa de esa aventura que fue todo un éxito.

¡Abrazos!

Dessy

6 comentarios

  1. ¡Es una historia muy tierna! Se nota el cariño que le tiene tu hija mayor a la menor, para darle su atención y paciencia, enseñarla a ser como ella, quizás incluso el proceso se facilitó un poco, ya que al ser niñas lo fomentaron mediante el juego. Siempre hay que comprobar y supervisar el aprendizaje, pero es maravillosa la dinámica familiar que tienen.
    ¡Saludos!

  2. Que bonita la historia que compartes, yo no pude enseñar a mi hermana a leer, porque tenía una pequeña dislexia y aunque nos llevamos casi tres años, ella aprendió a leer casi a la par que yo. Por suerte, le he podido enseñar otras muchas cosas. Un abrazo,

  3. Me ha encantado el post. Me ha parecido maravilloso el gesto de la hermana mayor de enseñar a su hermana pequeña a leer y de no desfallecer cuando las cosas no iban del todo bien. Es elogiable su paciencia y perseverancia. Toda una lección para los adultos que a veces desistimos cuando algo se nos pone cuesta arriba. Gracias por compartir esta preciosa y entrañable historia.

  4. ¡Hola!
    Qué bonita relación entre hermanas y que genial que se habitúen tan pronto al hábito de la lectura. Es mucho camino ganado. Deseo que sigan creciendo justas y enseñándose.
    Un saludo!
    ELEB

  5. Hola, que orgullo tienes que sentir cuando las hermanas se apoyan, se ayudan, es muy bonito. Tienes razón que a veces hay que apartarse un poco para que ellas descubran sus poderes. El amor es algo maravilloso. Muchos besos a esas dos hermosuras y otro para ti.

  6. Me encantó la frase, muchas veces hay rivalidad entre los hermanos y uno quiere quedar por encima. Sin embargo quería dejar igual de buen recuerdo que su hermana y aceptó su ayuda. Me encantó esta experiencia que nos has compartido, bss!

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