Creo que es importante que contemos nuestras historias, nunca sabes a quien pueden serle de utilidad, esta es la nuestra. 

Hola, mi nombre es Dessiree Martínez y hace algunos meses a mi hija mayor le diagnosticaron autismo.

Si bien ella incluso ya había buscado trabajo y es mayor de edad, fue un golpe duro enterarme que yo no había sido tan perspicaz para notarlo.

En aquel momento conté con una red de soporte que me ayudó a comprender que una de las razones por las que no me di cuenta, es la aceptación que tenemos a sus peculiaridades.

Pero esto no se trata de mi, solo quería darte una introducción al tema, esto es sobre ella.

Priscy fue sola al diagnóstico pues tenía sospechas, después de una serie de pruebas psicológicas el especialista nos mandó llamar, primero a mi y después a mi esposo y a mi.

La primera vez le di mis impresiones y conteste sus dudas sobre ella, su infancia y su adolescencia.

Para la siguiente cita fuimos los tres y pasamos mi esposo y yo para que nos explicara el diagnóstico.

A ella le dio seguridad conocer este diagnóstico, saber cómo resolver ciertos aspectos de su vida que pueden ayudarle a sentirse mejor cuando hace falta.

A mi me queda mucho por aprender, confieso que al pasar por un año difícil emocionalmente me pescó de bajada enterarme por lo que ya antes te mencionaba.

No dejaba de preguntar: Cómo fue que no me di cuenta? Esa culpa que a veces nos persigue a las madres.

Quizá le facilite el camino en algunas cosas, quizá su vida pudo ser más sencilla en otras.

Pero puedo decir que la amo y como a sus hermanos acepto sus virtudes y defectos y siempre pensé que si era diferente en ciertas cosas es porque así era ella y nada más, cada una de las señales para mi eran solo parte de su carácter y aún cuando no estaba de acuerdo en algunas cosas asumí que era parte de su personalidad.

Estaba diagnosticada desde segundo de primaria como una niña con altas capacidades y entró al programa de talentos de la secretaría de educación por eso mismo. Así que simplemente yo relacionaba todo a las diferencias que una niña con altas capacidades tenía.

Creo que el diagnóstico debe ayudarle a empoderarse, saber cómo enfrentar situaciones que a veces no comprendía por qué le pasaban a ella.

Hoy tengo pocas herramientas para poder hablar del tema, pero estoy segura de algo. Debemos salir de paradigmas, cambiar algunas de las cosas que se dan por hecho y darnos cuenta que el autismo no es una enfermedad, las personas autistas no necesitan una cura, necesitan comprensión y que la sociedad entienda que debe adaptarse a todas las personas y no las personas sufrir por buscar adaptarse a una sociedad cada vez más exigente y menos humana.

Hoy me despido con esta frase del mago de OZ para ella y todas las que necesiten leerla:

Tu siempre has tenido el poder querida, solo tenías que aprenderlo por ti misma.

1 comentario

  1. Que impresionante Dess, cuanta gente que vive su vida adulta y sin un diagnóstico preciso. Bravo por ella que tuvo sus inquietudes y armas para resolverla. Ahora la podrás seguir acompañando de otro modo. Abrazos para todos.

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